Cuando haces de tu hobby tu trabajo

Muchas veces tememos al cambio, aunque no estemos plenos hemos encauzado un camino, una línea, y no nos atrevemos a desviarlo aunque el rumbo que hemos tomado no sea la ilusión de nuestra vida, ya sea por miedo al fracaso, por temor a no saber, por comodidad, etc.

Cuando piensas que ya no puedes cambiar tu vida, cuando crees que porque has llegado a cierta edad y llevas toda tu vida haciendo lo mismo, ya no puedes cambiar lo que no te llena. De repente, llega alguien a tu vida que pone eso patas arriba. Esa persona te hace ver que debes perseguir lo que deseas y nunca resignarte a la famosa frase “es lo que hay”, que la vida es una y que la mayor parte de nuestro tiempo lo pasamos trabajando.

Puedes y debes cambiar algunas cosas

¿Por qué resignarte a hacer algo que no te hace feliz?, ¿por qué no mejorar tu vida?,  ¿por qué no crecer?. Eso le pasó al protagonista de esta historia. Se que cuando lea estas palabras, sentirá que esto es demasiado para él, y que no merece tanta atención, porque es una de las personas más sencillas que he conocido y eso es precisamente lo que le hace tremendamente especial.

Esta es una historia motivadora y os la cuento para haceros pensar.

En la acera donde yo vivía hay varios restaurantes, en uno de ellos hay muchísima afluencia de gente, siempre está lleno, pases a la hora que pases. Pues bien, cada día cuando pasaba por ahí para ir a mi casa, me llamaba la atención uno de sus camareros. Si os soy sincera lo que más me llamaba la atención es que siempre tenía una sonrisa, y él sólo llenaba la terraza entera a la hora que pasase por allí, mediodía o noche. Él constantemente con buena vibración, con sentido del humor, con el restaurante a rebosar, ni un segundo de descanso, todo el mundo pidiendo a la vez, pero él amable con la gente y con esa sonrisa simpática que a nadie le pasaba desapercibida, al menos no a mí.

Nuestro esfuerzo puede pasar desapercibido, aún cuando bien mostrado

Siempre que pasaba por allí no podía dejar de asombrarme que teniendo un trabajo tan estresante, cansado, pasando frío en invierno, lluvia y muchísimo calor en verano, con gente a veces muy impaciente y no muy agradable en algunas ocasiones, a él siempre se le viese feliz, siempre amable con todo el mundo.

Había algo que me sorprendía continuamente, y es que de entre un montón de gente esperando tener mesa, yo pasaba por allí y siempre salía él de repente a saludarme recargándome de energía positiva. No sé de donde salía ni cómo me veía, pero estaba ahí, con un gesto amable para mí.

En aquel tiempo, yo no pasaba uno de mis mejores momentos y ese instante en el que él aparecía se me olvidaba todo, mis problemas. Ese instante era absolutamente genial.

Después de dos años de verle siempre al pasar, le fui conociendo, pero solo de hablar con él a ratitos cuando pasaba por el restaurante o cuando bajaba a pedir pizza para mis hijos. Fui descubriendo que bajo esa fachada feliz, ese delantal tan trabajado, esas zapatillas que habían caminado lo que nadie sabe, que bajo esa sonrisa y ese uniforme había un hombre que se había resignado a hacer algo que no le llenaba del todo, no era el trabajo en sí, es la hostelería que agota, pero que no se le notaba porque como él decía, ” la gente viene aquí a cenar, a comer, y tengo que darles lo mejor de mi», ”la procesión va por dentro“ como él me dijo en una ocasión. Sus compañeros le querían muchísimo y creaba buen ambiente siempre, me lo creaba a mí y eso que yo solo estaba de pasada !!!.

Él hacía deporte desde los 17 años, pesas y artes marciales. Cuando hacía eso, era feliz y disciplinado como nadie, por muy cansado que estuviese, ese era su otro “trabajo», sus clases con su Sensei y su rutina de ejercicios. Poco a poco, él y yo nos convertimos en algo muy bonito, y le fui haciendo ver que podía ser lo que él quisiese ser y, que si el deporte le llenaba y le hacía feliz, por qué no dedicarse a ello!!!!. Me miró como si fuese una extraterrestre o una ingenua soñadora, y sí lo soy lo reconozco, la ingenua soñadora Claro !!!

Por difícil que parezca, la ilusión crece como sea

Pero hay que perseguir lo que quieres, eso lo aprendí por obligación con 18 años cuando perdí a mi hermano. Entre bandeja y bandeja sacó su titulación de Técnico en Sala de Fitness, tuvo su oportunidad y le salió un trabajo que hace que su día a día sea mejor y que no tenga la sensación de ir a trabajar, porque le llena lo que hace. A veces, te encuentras con personas maravillosas que tienen la capacidad de confiar en ti y de darte una oportunidad, y eso es lo que a él le pasó. Nunca había dado clase de nada, pero él aprende, y lo hace rápido, de hecho va a continuar formándose. Estudia, se interesa y como le gusta estar con la gente, no tiene la sensación de carga, o de ¡¡uffff mañana a trabajar !!….está en su salsa …

Persigue con decisión firme tus sueños

También guarda un bonito recuerdo de sus tiempos en la hostelería, grandes amigos han salido de ahí. Me gusta ver cuando hace los directos desde el centro, ver lo que disfruta, el entusiasmo que le pone, como intenta buscar , innovar con nuevos ejercicios. Mientras le observo, no puedo evitar el recordar todos aquellos momentos bandeja en mano trabajando incansablemente. He sido testigo de su esfuerzo, de tantísimas horas de trabajo sacrificando tiempo de estar con los suyos, y a veces no puedo evitar emocionarme mientras le veo dar una clase, y es que ahora que de verdad le conozco, sé que su sonrisa si le llena de verdad.

No te resignes, lucha, arriesga, atrévete. No des nada por perdido, no te conformes si no te llena del todo lo que haces. Al menos inténtalo, la vida a veces te pone delante personas que te hacen «ver», como leí una vez “haz lo que nunca has hecho y verás lo que nunca has visto “. Sé valiente, confía en ti mismo, él lo hizo ❤️.